Este es un año en el que las energías de lo femenino
toman fuerza en lo profundo de Gaía, nuestra Madre Tierra.
En Marzo de este año recibimos en nuestro círculo la invitación de Miranda Gray. Una de nuestras compañeras fue la encargada de recibir las instrucciones de lo que debíamos hacer y luego la compartió. Debo confesar que cuando leí la propuesta me dije: “la idea suena bien, pero creo que se puede llegar más allá, sobre todo cuando logras reunir energía femenina para trabajar algo que resulta alquímico”.
Así pasaron los días, organizamos el encuentro y allí estábamos el 6 de mayo, preparadas para hacer nuestro trabajo de sanación con el útero; tal fue mi sorpresa que yo no era la única que había encontrado las meditaciones y la actividad “un tanto simple”, o quizá, es que la “rebeldía” de nuestro Útero nos pedía otra cosa.
Allí, sentadas, en medio de nuestro círculo dejamos que fuera nuestra propia intuición femenina, nuestro útero, el que hablara y nos susurrara en el cuerpo lo que necesitábamos trabajar en ese momento. Así la tarde del 6 de mayo, se convirtió en regalo para nosotras, una experiencia mágica en la que el velo se convirtió en el acompañante perfecto para danzar y dejar fluir lo más profundo de nuestro segundo Chackra. Una combinación entre el placer, la sexualidad, el deseo y la sanción de un Útero que esa tarde amo, se apasiono y conecto con lo más profundo Gaia, sintiendo su palpitar y la fuerza instintiva que nos movía de un modo sincrónico inimaginable.
La bendición del útero resultó un encuentro desde nuestra feminidad y nuestra espiritualidad, en medio del juego, la danza y el disfrute de nuestros verdaderos sentires y necesides.
Esta experiencia, me ha llevado a re- pensar cuál importante es dejarnos Fluir
desde nuestras necesidades femeninas,
de energía de grupo y
desde lo que va surgiendo en medio de la alquimia y la fuerza de las Diosas que llevamos dentro.
Posiblemente la propuesta de Miranda se convirtió en un boom que llego a muchas mueres y fue “el motivo” para iniciar a encontrarse; lo cual me resulta maravilloso. Sin embargo, hoy las invito a que vayamos más allá y construyamos con nuestros círculos una posibilidad mágica de sentir, fluir y experimentar.
Dejemos que sea nuestro intuición la que guíe
nuestros pasos y nuestro actuar.
Estoy segura que seguir encontrándonos nos permitirá avanzar en el reconocimiento de nuestra feminidad y de nuestra espiritualidad como mujeres.
Para todas aquellas compañeras de caminar en Madrid o cualquier otro rincón del mundo, las invito a encontrarnos y compartir en la noche del solsticio de verano, ya que se trata de uno de los momentos más místicos del año, cuando en el aire bullen la magia y los encantamientos, la expresión máxima de nuestro cambio.