Hoy encontré entre mis memorias este escrito, que me recordó la vida de muchos niñas y niñas que han vivido invisibilidados en su familia.
Una buena historia para reflexionar y trabajar con nuestro niño interior.
La autonomía
La familia tomó asiento en el restaurante para cenar. Llegó la camarera, tomó nota de lo que deseaban los adultos y luego se dirigió al muchacho de siete años:
«qué vas a tomar ?», le preguntó.
El muchacho miró con timidez en torno a la mesa y dijo: «me gustaría tomar un perrito caliente».
Antes de que la camarera tuviera tiempo de escribirlo, intervino la madre: «Nada de perritos calientes! Tráigale un filete con puré de papas y zanahorias!».
La camarera hizo como que no la había oído. «Cómo quieres el perrito caliente: con ketchup o con mostaza ?», le preguntó al muchacho.
«Con ketchup».
«Vuelvo en un minuto», dijo la camarera dirigiéndose a la cocina.
Cuando la camarera se hubo retirado, hubo unos instantes de silencio producido por el asombro. Al fin, el muchacho miró a todos los presentes y exclamó: «que les parece ?
Piensa que soy real!»