La Resiliencia tiene su origen en la física, definiendo como la propiedad que tiene un material al someterlo a una presión o fuerza determinada, cuando finaliza esta , a ser capaz de recuperar su forma original.
Fue Michael Rutter quien la acuñó para las ciencias sociales, definiéndola como “un fenómeno manifestado por aquellas personas que evolucionan favorablemente, habiendo sido víctimas de estrés que, para la población general, comprendería un riesgo serio con consecuencias graves.
También la podemos definir como la capacidad que tiene una persona para resistir y recuperarse, ante circunstancias adversas, ya sean de carácter individual o psicosocial. Las personas que son resilientes, se distinguen por tres características principales:
- Aceptan la realidad tal y como es
- Tienen un gran convencimiento del sentido de la vida
- Disponen de una gran capacidad para superar las adversidades y mejorar.
Debemos saber que esta capacidad influye ante la interactuación de la persona con su entorno. Un factor importante para que las personas mejoren su nivel de resiliencia, es la autoestima, el apoyo emocional de los que le rodean, también su confianza y la que tiene de los demás.