Estamos tan obsesionados por crear la burbuja del bienestar adulto que se nos ha olvidado la importancia de sembrar la autoestima en nuestro ser, en nuestro niño interior.
“La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir;
nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras”
Jean-Jacques Rousseau
Es importante que nuestros ser crezca en un mundo de adultos equilibrados. Sin embargo, si nos paramos a pensar en ello, nos podemos dar cuenta que existen áreas de nuestra vida que se encuentran en carencia. Quizá unas más que otras, te pasa a ti, a mí, nos ha pasado a todos.
Ahora el trabajo como adultos es ayudar a ese niño interior a crecer sanamente y equilibrar su vida, sus emociones, soltar el dolor, el miedo, las frustraciones enfermizas, la enfermedad.
Por ello es importante trabajar con nuestro niño o niña interior, fomentar el autocuidado, ser unos observadores conscientes de nuestra forma de actuar, de tratarnos y de tratar a otros.
No queremos niños internos que tengan que ser perfectos porque no queremos cultivar la soberbia; queremos niños que se quieran y confíen en sí mismos y en su potencial, así nuestro adulto puede también ser un adulto sano, confiado, presente y vivo.
Aquí algunas claves para trabajar con el niño interior
Es importantísimo tenerlo en cuenta y dedicarle nuestro tiempo de manera exclusiva.
Debemos considerar lo que el niño nos solicita y nos reclama.
¿Cuál es la necesidad de tu niño interior?
Escuchas los deseos y necesidades de tu interior?
Corrige desde el cariño
Sin gritos y con paciencia, el niño es una esponja que absorberá lo bueno y lo malo. Hazle entender que aprenden juntos y que el intercambio es mutuo. Los castigos y malos tratos han hecho parte de la educación y formación de muchas personas; muchos adultos dolidos han vivido con miedo, rechazo y mucho castigo. Es tiempo de empezar a dar permiso a tu niño de caer, levantarse y sonreír.
Fomenta su autonomía dándoles responsabilidades
Si tienes dificultades en la toma de decisiones, te agobias cada vez que tienes que decidir, lo delegas o dejas en manos de otros tu vida; es posible que tu niño interno no haya podido decidir de pequeño. Es el momento de dar paso a pequeños cambios para grandes transformaciones.
No le compares
Ni con sus hermanos ni con sus amigos. No compares a un niño con nadie. Nadie es mejor ni peor que nadie, todos somos diferentes. Busca el potencial de tu niño, qué es aquello que disfrutas haciendo. Recuerda que hay cosas que se nos dan mejor que otras, no debemos ser perfectos y saberlo todo.
No le etiquetes como “torpe”, “malo”, “tonto
Esto ya no ayuda para nada a crecer con un autoestima saludable. Cambia el discurso que te dices a ti mismo, la forma en que te tratas, las palabras que usas y el tono en el que dialogas contigo mismo.
Dale valor sus emociones
¡No pasa nada! Sí que pasa, algo le hace sentir mal y es importante que le demos la relevancia pertinente.
Poco a poco permite a tu niño expresarse, decir qué siente, cómo se siente; déjale llorar si es lo que te apetece. Pide un abrazo si lo necesitas.
Recuerda: Expresar emociones es una de las formas más económicas de mantener nuestro cuerpo y nuestra mente en buen estado.
Aún no sabes por dónde empezar…