Saber perdonar y olvidar es una muestra de amor. Muchas personas viven esclavizadas por el pasado. La situación ya pasó, dejó de existir, pero sigue viva en sus mentes.
Abre tu corazón, sé generoso, libérate de ese pesar, perdona y olvida.
Esto te permitirá vivir cada momento presente en paz
Cómo aprender a perdonar
Aprender a perdonar no es una cuestión sencilla, ni un simple acto en la vida de cada persona.
Perdonar es un proceso que requiere valor, autoestima alta, amor y entendimiento.
Cuando una persona perdona a quien le ha hecho daño, se libera de la opresión y del rencor.
La persona a la que te niegas a perdonar no es más infeliz, ni sufre las consecuencias de tu falta de perdón; por el contrario, el que más sufre por ello eres tú, ya que vives con una enorme carga emocional que pesa y no te deja disfrutar de las cosas bellas que tiene tu vida.
Este artículo te ofrece una serie de pasos que te ayudarán a deshacerte de sentimientos tales como la culpa, el rencor y el sufrimiento y podrás aprender a perdonar a quienes tú crees que no merecen tu perdón.
“El perdón es una decisión, una actitud, un proceso y una forma de vida. Es algo que ofrecemos a otras personas y algo que aceptamos para nosotros.”
Decídete a perdonar. Cada vez que logras perdonar a alguien consigues hacerte bien a ti mismo. El perdón es un acto totalmente consciente, debes entender que tú te lo mereces, no la persona que te dañó de alguna manera.
- Perdonar superficialmente, de palabra, no te ayudará. Simplemente hará que te sientas amargado, malhumorado y con resentimiento.
- Debes trabajar tus sentimientos para que el perdón sea verdadero y desde lo profundo de tu ser y así disfrutar de tu vida sin presión ni amargura.
Mantén la calma. Para eliminar tu enojo, trata alguna técnica que te ayude a manejar el estrés. Haz un par de respiraciones y piensa en algo que te dé tranquilidad y paz, puede ser una imagen relacionada con la naturaleza o de alguien que amas. Sustituir imágenes positivas por negativas ayuda a cambiar tu estado de ánimo.
Analiza si realmente quieres perdonar. Toma tiempo para reflexionar y pregúntate si realmente quieres perdonar y si estás dispuesto a seguir adelante y dejar el asunto atrás. Debes comprometerte contigo mismo a alcanzar la paz y felicidad que te mereces.
- Perdonar no significa olvidar. Hay heridas que seguramente nunca podrás olvidar, lo importante es que esas heridas no sigan interfiriendo con tu vida y te dejen vivir el presente sin rencor.
- Ni siquiera tienes que ir a decirle a la persona que la has perdonado. El perdón te servirá a ti, mejorará tu vida, por eso es tan necesario.
Reconoce que eres responsable de tu vida. Tú eres el único capaz de modificar tus actos y pensamientos. Darte cuenta de esto servirá para que dejes de darle tanto poder a la persona que te hizo daño y para que tomes la decisión de cambiar tus vivencias. Tú tienes el poder de percibir las cosas de otra manera, de elegir el camino menos doloroso y de superar obstáculos.
- Esto no significa que debas justificar el daño o que tengas que reanudar una relación con la persona que te ha herido, solo tienes que realizar un cambio que te haga bien a ti, lo haces por ti, no por tu agresor.
- Quien te causó daño no tiene el poder de seguir causándotelo en el presente, quítale ese poder y perdónalo.
Reconoce que te han causado daño. Este paso es muy importante para darte cuenta de que mereces ser tratado con respeto. Es necesario que reconozcas las emociones que te embargan y que dejes salir todos esos sentimientos negativos que tienes hacia otra persona.
Libérate y expresa lo que sientes. No es necesario enfrentar a tu agresor, intenta distintas técnicas de liberación de sentimientos, para que si decides hablarle a la otra persona, no termines creando un problema aún mayor. Recuerda que este es un proceso para ti, es un trabajo que realizas contigo mismo.
- Escoge un momento y un lugar donde nadie vaya a interrumpirte. A solas puedes tratar de:
- Utilizar una almohada o cojín y pegarle con un palo, pensando en lo que sientes por la otra persona, hasta que te sientas aliviado.
- Imaginarte que tienes a la persona frente a ti y gritarle todo lo que sientes, expresarle porqué te sientes mal y lo que crees que esa persona es.
- Escribir una carta especificando cada detalle, todas tus emociones y enojos. No importa si te sobrepasas, se trata de una carta para descargarte, no para mandársela.
- Escoge un momento y un lugar donde nadie vaya a interrumpirte. A solas puedes tratar de:
Busca las emociones escondidas detrás del coraje. El coraje es la emoción a flor de piel, detrás del que se esconden emociones más dañinas, como la tristeza, la humillación, el rechazo o la decepción. Debes buscar estos sentimientos, aceptarlos y expresarlos. Para ello puedes aplicar alguna o todas estas sugerencias:
- Ponte en el lugar de otra persona y pregúntate qué es lo que esa persona habría hecho bajo las mismas circunstancias. Toma nota de todo lo que se te venga a la mente, sin pensarlo ni cuestionarlo.
- Piensa en qué otras oportunidades te has sentido de esta manera. Compara las situaciones y analiza si el sentimiento actual debería tener la magnitud que le estás dando.
- Toma nota de las tres cosas de mayor importancia que te hayan pasado en tu vida, pueden ser negativas o positivas. El acontecimiento que estás trabajando forma parte o es alguna de esas cosas. Si no es así, ¿con qué número del 1 al 10 lo calificarías?
- Trae a tu mente lo peor que podría pasarte en la vida y califícalo con un 10. Debe ser un acontecimiento probable y lógico. Compara tal hecho con la situación que estás pasando ahora y califícala también siguiendo una escala del 1 al 10.
- Ponte en el lugar de la persona que te lastimó. De acuerdo a sus vivencias, su situación y su presente, ¿cómo responderías si te preguntaran por qué actuaste de esa manera? No tienes que compartir sus valores, ni su forma de sentir y pensar. Tampoco se trata de justificarlo, solo tienes que entender que una persona es mucho más que sus acciones y que muchas veces, por las circunstancias de su vida, se equivoca.
Acepta tus fallas. Muchas veces te puedes sentir herido porque otra persona no te da lo que quieres porque no sabe qué es lo que necesitas. También puede pasar que esperas demasiado de alguien más, o que te hayan abandonado porque lo único que hacían era pelear. Busca en tu interior y analiza qué tan responsable eres por lo sucedido. Si tienes algo de culpa, debes aprender a perdonarte a ti mismo para luego perdonar a alguien más.
Imagínate frente a la persona que te lastimó. Si al hacerlo regresan a ti los sentimientos que tenías antes de empezar a trabajar en el perdón, o tienen la misma intensidad de antes, entonces necesitas volver a comenzar y ejercitar los pasos que te llevarán al perdón. No llegar al perdón todavía no significa que hayas hecho algo mal, solo necesitas más tiempo para interiorizarlo.
- Si las emociones negativas han disminuido, quizá sea el momento para hablar con tu agresor y escuchar lo que tiene que decir.
- Anímate y sigue adelante. Debes tener presente que el perdón no es un acto que sucede en un momento del día, ni en un día. Sino que se trata de un proceso que lleva su tiempo y que debes asimilar.
- Una sola vez no es suficiente para un proceso tan profundo. Tú tienes que decidir cuánto tiempo necesitas para perdonar a cada persona.
Déjalos ir. No te aferres a los sentimientos negativos y dale cabida al perdón. Cierra tus ojos, imagínate parado frente a la persona que deseas perdonar, cúbrela con una nube negra y dile: Te perdono. Luego de esto, la nube se irá y desaparecerá de tu mente, mientras una luz blanca los envuelve, provocando sentimientos de tranquilidad y paz. Respira profundo, cuenta hasta diez y abre tus ojos.
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