Alejandra León

Mientras la muerte siga siendo un tema tabú, no vamos a poder honrar la vida

Una de las tareas más bonitas que realizamos las personas en momentos duros y difíciles de nuestra vida, es la acompañar en el momento de la partida, en la de su tránsito, en su paso de la vida a la muerte.

Cuando la última etapa de la vida se acerca, el ser humano que se está despidiendo necesita un espacio de contención, escucha y hasta cumplir algunos deseos que podrían quedar truncos en breve. Cuando para la medicina tradicional ya no hay más nada para curar, el foco entonces será cuidar. Igual que Tomás Olivieri  hace  años que entendí que mi misión es acompañar emocional y espiritualmente a personas que por enfermedades avanzadas se encuentran próximas a morir.

“Vivimos como si nunca fuéramos a morir y morimos como si nunca hubiéramos vivido”, repite varias veces. Formado en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Tornú, se dedica, junto a un equipo de colaboradores, a través de su espacio “En el final de la vida”, a esa asistencia que muchos quisieran evitar. Se trata de compartir uno de los momentos más íntimos y trascendentales de la vida. También, producto de su experiencia, hace cuatro años que brinda talleres de “Duelo laboral” dentro de las organizaciones cuando fallece un empleado. “La muerte en cualquier ámbito nos actualiza muertes pasadas y por eso nos moviliza tanto -explica. Por eso se necesita tener un espacio para poder hablar y expresar lo que sentimos también en el ámbito laboral. Los compañeros de la persona que falleció estuvieron muchos años diez horas por día juntos pero ¿qué pasa después con ellos?. Lo primero que se replantean es qué están haciendo con su vida, porque la muerte le pasó por al lado. De eso se trata el duelo, para readaptarnos a nuestra realidad. Las empresas tienen mucho miedo al taller pero cuando lo realizan, no lo pueden creer. El problema habitual es que ese empleado hace su propio duelo como puede, lo mete debajo de la alfombra y sigue”.

La muerte sigue siendo un tema tabú. ¿De eso no se habla?

Negamos la muerte porque nunca empezamos a vivir ni terminamos de ser lo que realmente somos. El día que todos tomemos conciencia de que para tomar contacto con la vida tenés que encontrarte con la muerte, la gente va a hacer un gran salto. Como sociedad creo que la mayoría de las personas están muertas en vida porque no incorporan la dimensión de la muerte. Mientras la muerte siga siendo un tabú, no vamos a honrar la vida y seguiremos sobreviviendo. Si existiera una aplicación que te puede decir el día que te vas a morir y que a cada momento te recuerde cuántos días te quedan, ¿la usarías o no? Para mí sería muy bueno porque la gente no vive intensamente su vida.

¿La resistencia al tema tiene que ver también con el ideal de la juventud eterna?

Todo tiene que ver con el parecer. Nosotros valemos por lo que hacemos y tenemos, no por lo que somos. La muerte te enfrenta con tu ser. Cuando a la gente la vinculás con esto en definitiva se tiene que preguntar qué está haciendo con su vida. El día que todos tomen conciencia vamos a consumir la quinta parte, se van a acabar tantas cosas materiales que hoy tenemos sin ningún sentido. Al sistema le conviene que nosotros sigamos dormidos con esto. Hay mucho vacío existencial que se termina llenando con objetos externos.

¿Por qué cree que muchas personas no se sienten capaces para acompañar a un familiar que está viviendo su último tramo de vida y piden ayuda?

Porque no tienen elaborada su propia muerte y eso lo proyectan a la persona que está por morirse. Hay mucha gente que muere rodeada de gente pero sola. Porque cuando te estás por morir se te abre una sensibilidad enorme y necesitás alguien que te pueda acompañar desde esa conciencia. Cuando percibe que sus familiares no están a la par, entonces se cierran. El que está muriendo termina acompañando a los que lo rodean, todo al revés. El día que morimos dejamos todo lo que tenemos y nos llevamos solamente aquello que dimos. Una persona que vivió ayudando a otros, el día que se está por morir, después de haber honrado la vida, lo siente como una celebración. Nuestro trabajo es que el paciente pueda transmutar del enojo a la paz, de la negación a la aceptación.

¿Qué cambios o transformaciones hizo la sociedad con el duelo a lo largo del tiempo?

Antes, hace cien años, la gente se moría mucho mejor que ahora, en su casa y la muerte estaba incorporada a la vida de la familia. Desde que empezó más la tecnificación, la gente muere cada vez más en hospitales y aislada de sus seres queridos. La sociedad tiende a rechazar el sufrimiento y la muerte. Algunos mueren con todos los lujos pero solos.

¿Cuáles son los arrepentimientos que más escuchó de los pacientes que asistió?

Lo que más detecto es aquellos que no dijeron lo que querían decir. Por ejemplo: un padre que no pudo expresar en palabras todo lo que quiere a su hijo. A veces un hijo quiere que su padre le diga mil veces te amo a que le deje la casa como herencia. El poder de sanación que tiene expresar lo que sentimos a los seres queridos, para los que se están muriendo y para los que se quedan acá, es clave. No tenemos que dejar nada pendiente. Hay un trabajo que realizó una enfermera australiana, Bronnie Ware, que habla de los cinco arrepentimientos más comunes de la gente antes de morir. El primero de todos es no haber hecho lo que quería hacer. Estos son los dos arrepentimientos que más escucho.

Señas particulares

Comunicar y acompañar_​_

Tomás Olivieri Acosta es director de las entidades “En el final de la vida” y “Duelo laboral”. Dirigió la Asociación Civil Diagonal. Se formó en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Tornú.

Fuente: https://www.clarin.com/opinion/muerte-siga-tema-tabu-vamos-poder-honrar-vida_0_Hy_vGTmvZ.html

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