Alejandra León

El Poder de la integración de lo masculino y femenino

Interesante artículo que encontré entre mis post guardados. Una mirada a la integración masculina y femenina desde la perspectiva de Jung.

Para leer con calma, y hacernos la pregunta de qué tan  integradas estamos con nosotras mismas.

Carl Jung determinó que nuestra psique es bisexual (¡uy!).

En su estudio de los arquetipos, que son como los ladrillos fundamentales que forman la psique, encontró que la experiencia de lo femenino como de lo masculino se encontraba tanto en hombres como en mujeres.

Cuando nacemos no somos un cajón vacío que se va a ir llenando de cosas. Heredamos de nuestros padres, no sólo los rasgos físicos, esa naricita, la boca del abuelo, la estatura, sino que la experiencia  ancestral y universal de la raza humana.

El amor es por ejemplo un arquetipo. La humanidad lo ha experimentado desde el origen, y todas las imágenes, emociones y acciones que surgen en relación al amor han sido transmitidas a través de las generaciones.

Los arquetipos  tienen una base biológica y son intocables, pues no pueden ser vistos directamente, pero los detectamos a través de sus efectos. El arquetipo del amor puede representarse con un corazón,  con Romeo y Julieta, en el beso, o simbolizarse con el matrimonio,  San Valentín, con Afrodita,  con dos manos que se toman, con una pintura, etc., a través de muchas imágenes. Un arquetipo tiene miles de representaciones y ellos son núcleos básicos y antiguos sobre la cual se crea la experiencia psíquica, o sea todo lo que ocurre dentro de nuestras cabecitas.

Jung encontró que habían muchos arquetipos: el padre, la madre, el héroe, el enemigo, el viaje, la transformación, lo femenino, lo masculino,  los ciclos, etc. Mas adelante seguiré con el tema pues lleva tiempo entender el concepto, y lo que pretendo aquí es presentarles  un ejemplo  práctico de arquetipos a través de lo masculino y lo femenino.

Como dije, Jung descubrió que ambos motivos cohabitan en nuestras cabezas. Las mujeres tenemos  un inconsciente teñido de lo masculino, y los hombres  un inconsciente con tintes femeninos. Es el equilibrio al que se refiere en Oriente el Tao Te King.

El arquetipo de lo masculino es como un blanco donde uno apunta una flecha. Implica dirección, decisión, día, fuerza y acción para llegar a esa meta. Las funciones racionales y objetivas están bien desarrolladas de manera de llegar al objetivo.

(Gran paréntesis: ojo que estoy hablando del arquetipo de lo masculino y no de los hombres. Son cosas diferentes. El arquetipo de lo masculino puede ser a veces mas fuerte en una mujer que en un hombre. Evito con esta aclaración una guerra de los sexos en el sitio).

El arquetipo de lo femenino es un útero-caverna, calientito, incondicional, paciente y en paz, nocturno y lunar, abierto siempre al flujo de la vida, sin oponerle resistencia.

Lo masculino va corriente arriba, construye represas, habla de victorias y derrotas. Lo femenino fluye tranquila con la corriente en dirección a la madre océano.

Jung postuló que las mujeres tenían en su psique el conocimiento de lo masculino. Heredado. Su primer encuentro con él era a través del padre, y después lo masculino era alimentado por los hermanos hombres, la cultura de lo masculino  local, pololos, marido, etc. A lo masculino en la psique de una mujer, Jung le llamo ánimus (espíritu).

Por su cuenta los hombres habían tenido una mamá que los había amamantado, tenían hermanas, accedían a los rituales de los femenino, luego se casan y la experiencia de lo femenino también esta en sus cabezas. A lo femenino en la psique de un hombre Jung le llamó ánima (alma).

Para los alquimistas medievales, que no eran químicos, si no que eran los psicólogos de la Edad Media, que escondían su saber en matraces,  pociones  y largas destilaciones simplemente para escapar de la Santa Inquisición, el sano y elevado desarrollo de un ser humano se lograba cuando éste integraba armónicamente sus componentes  masculino y  femenino.

Un hombre puede ser fuerte, de acción, racional, pero al tener acceso a lo femenino será además creativo, sabrá escuchar, podrá ver el mundo a través de símbolos, tendrá capacidad de amar, y como dice Jung poéticamente "podrá conversar con los seres que viven en el bosque".

¡Donde encuentro ese hombre, por Dios!, dirán ustedes.

Una mujer abierta, incondicional, creativa  al tener contacto con su ánimus , lo masculino, integrará a su conducta la fuerza, la ambición, competencia,  claridad y dirección.

El asunto es mucho mas complejo, pero lo introduzco por ahora  en simple y  ya seguiremos conversando de él.

Y es mas complicado  porque el ánimus de una mujer puede ser positivo o negativo. Es decir su hombre interno puede tener lo bueno de las representaciones del hombre, o sea trabajador, leal, un padre que protege, o puede tener un ánimus negativo, es decir que en su psique la experiencia de lo feo de lo masculino domina: crueldad, violencia, dictador, destrucción, violación.

De igual manera, los hombres pueden tener ánimas positivas o negativas. La experiencia interior de aquello bueno en lo femenino, le da al hombre acceso al amor, a los símbolos, al arte, a la belleza y creación. Un ánima negativa, es decir la imagen de la mujer como bruja, hace a los hombres inestables, inseguros, lleno de mañas y emociones confusas sin fuerza alguna. Son esos hombres tremendamente enrollados.

Estas imágenes positivas o negativas de lo masculino se forman en la primera infancia y de la experiencia con nuestro progenitor del sexo contrario.

La idea de este artículo es presentarles el término arquetipo_,_ y mostrar como en la cultura actual el acceso a los roles de lo femenino y masculino en una misma persona son mas fáciles.

Hace 40 años atrás lo masculino era una torre severa, dura y fálica donde los hombres se refugiaban. Ser hombre era tomar hasta morirse, ir a putas, y gritar a rabiar por su equipo favorito. Un hombre mandaba en la casa y tenía libertad de golpear a su mujer. y aunque ello ha ido cambiando,  aún existe "trogloditas", el hombre  tiene un acceso mas fluido a su femenino interior, asiste al nacimiento de sus hijos, cambia pañales, se preocupa de su apariencia física, la homofobia disminuye, van a terapia.

Las mujeres por su parte salieron a trabajar y conquistar el mundo, son líderes, son autosuficientes, y el contacto con el material masculino en sus psiques le es más fácil

Buscamos fuera la mujer o el hombre de nuestros sueños, e ignoramos que ya está dentro de nosotros. El matrimonio interior es un antiguo símbolo de juntar estos dos arquetipos e integrarlos en la personalidad.

Cuando escoges un hombre violento, que te agarra a patadas, es porque tu ánimus, negativo en este caso, hizo click cuando vió a ese hombre en aquella fiesta. "¿Por que siempre me tocan hombres débiles y lleno de problemas?", se pregunta una mujer. Porque su ánimus tiene esos rasgos.

El gran problema con todo este asunto es que ánimus y ánima son inconscientes, así que hay que hincarles el diente, antes de que ellos nos muerdan a nosotros.

El adagio queda así: dime con quien andas y te diré rasgos de tu hombre y mujer interiores.

Fue Jung quien dijo: quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta.

Que necesitamos hacer para vivir la integración

Tomar conciencia de que hay un hombre dentro de una mujer y viceversa.

¿Qué desea de mi?, es la gran pregunta para hacerse. Si es negativo puede aparecer en la forma de una "voz" interior que le susurra a la mujer "no eres lo suficientemente buena", "eres tonta", disminuyéndola, como un padre malo. También puede lanzar a la mujer a la búsqueda del poder, del éxito, de la competencia con los hombres, distanciándola de su centro, exacerbando en lo masculino y desequilibrando en lo emocional.

Ninguno de los dos extremos es bueno, el objetivo a través de la sanción de tus arquetipos es descubrir dónde estas, qué te aporta el uno y el otro y buscar las herramientas internas que te lleven a un equilibrio de los dos arquetipos en ti, potenciando tus dos partes. Yo lo empecé a hacer hace ya algunos años, ha sido un camino precioso, en el que en algún momento me di cuenta de mi radicalidad y mi desequilibrio, y entonces empecé a dar sentido a mis dos mundos, a la princesa y a la empresaria.

Espero que esta información te haya sido útil, y si quieres trabajar  tus emociones y proceso, no  dudes en ponerte en contacto.

Gracias por leerme y compartir.

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Texto levemente modificado de la fuente original

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