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¿Qué hicieron papá y mamá para envejecer de un momento a otro?

[caption id="attachment_15148" align="alignnone" width="1024"]duelo en la distancia con Alejandra Leon Imagen del Blog del Fotógrafo[/caption]

Como algunos de ustedes saben, soy Colombiana radicada en Madrid, hace más de 11 años. Tengo a mis padres en Colombia, ya son mayores, de hecho lo han sido desde que me mude a vivir aquí.

A lo largo de este tiempo, los años han seguido pasando para ellos, y claro, para mí, solo que en la distancia, en ocasiones nos quedamos con la foto estática de ese día que decidimos migrar;  el tiempo parece que se congela en nuestra mente, pero no es así.

Han sido varias las ocasiones en la que los padres enferman, cada vez con más frecuencia, aparecen los miedos, la angustia, esa que se vive en la distancia cuando a la madrugada recibes una llamada diciendo que mamá o papá  esta hospitalizados. Estoy segura que quienes  están como yo a kilómetros de distancia y han vivido una experiencia similar, les resuena esa angustia; esa  que en ocasiones se convierte en  impotencia, para pasar por la calma y terminar en  la aceptación. Por lo menos es la ruta que yo manejo!

Mis padres se hacen muy mayores, rondan los 90 años... y a medida que pasa el tiempo, aparecen nuevas  vivencias y emociones, y que van sacando de un modo u otro esos miedos guardados de perder al héroe o la heroína de nuestra vida.  Y en medio de sus cambios, nuestros miedos, nuestro no saber qué hacer, cómo actuar, cómo gestionar o aceptar que la vida ha pasado y lo que fue ya no es.

En medio de esta reflexión, comparto este texto que me ha llegado a través de uno de mis hermanos, sin duda un escenario que tarde o temprano tenemos que afrontar, para el que no nos han preparado en la mayoria de ocasiones, y que sin duda me lleva a acercame cada vez más al trabajo del duelo, mi propio duelo, esa perdida que se hace evidente con el paso de los días.

¿Qué hicieron papá y mamá para envejecer de un momento a otro?

Envejecieron… Nuestros padres envejecieron. Nadie nos había preparado para esto.

Un bello día ellos pierden la compostura, se vuelven más vulnerables y adquieren unas manías sin sentido.

Están cansados de cuidar de los otros y de servir de ejemplo; ahora llegó el momento de ellos de ser cuidados y mimados por nosotros.

Tienen muchos kilómetros andados y saben todo, y lo que no saben, lo inventan.

No hacen más planes a largo plazo; ahora se dedican a pequeñas aventuras, como comer a escondidas todo lo que el médico le prohibió. Tienen manchas en la piel. De repente están tristes. Más no están caducos: caducos están los hijos, que rechazan aceptar el ciclo de la vida.

Es complicado aceptar que nuestros héroes y heroínas ya no están con el control de la situación.

Están frágiles y un poco olvidadizos, tienen este derecho, pero seguimos exigiendo de ellos la energía de una turbina. No admitimos sus flaquezas, su tristeza.

Nos sentimos irritados y algunos llegamos a gritarles si se equivocan con el celular u otro electrónico, y encima no tenemos paciencia para oír por milésima vez la misma historia que cuentan como si terminaran de haberla vivido.

En vez de aceptar con serenidad el hecho de que adoptan un ritmo más lento con el pasar de los años, simplemente nos irritamos por haber traicionado nuestra confianza, la confianza de que serían indestructibles como los superhéroes.

Provocamos discusiones inútiles y nos enojamos con nuestra insistencia para que todo siga como siempre fue.

Nuestra intolerancia sólo puede ser miedo. Miedo de perderlos, y miedo de perdernos, miedo de también dejar de ser lúcidos y joviales.

Con nuestros enojos, sólo provocamos más tristeza a aquéllos que un día sólo procuraron darnos alegrías.

¿Por qué no conseguimos ser un poco de lo que ellos fueron para nosotros?. Cuántas veces estos héroes y heroínas estuvieron noches enteras junto a nosotros, medicando, cuidando y midiendo fiebres!

Hagamos por ellos hoy lo mejor, lo máximo que podemos, para que mañana cuando ellos ya no estén mas… …podamos recordarlos con cariño, de sus sonrisas de alegría y no de las lágrimas de tristeza que ellos hayan derramado por causa nuestra.

Al final, nuestros héroes de ayer… …serán nuestros héroes eternamente.

Gracias por leerme y compartir.

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