¿Te has dado cuenta que nunca estamos contentos con lo que tenemos?
Lunes queremos que sea viernes, el viernes no lo disfrutamos pensando en el poco tiempo que tendremos el fin de semana, odiamos que dentro de poco será otra vez lunes; en invierno queremos que sea verano, en verano nos quejamos por mucho calor y queremos que sea ya otoño, etc.
Con nuestra pareja puede ocurrir algo similar. Si es cariñosa y romántica, la consideramos empalagosa; si no es romántica no nos gusta; si es joven es demasiado inmadura, si es vieja es demasiado aburrida. Si nos trae flores queremos diamantes, si nos trae diamantes queremos otra pareja porque está ya nos agobia.... si tenemos una casa... queremos una más grande, si tenemos un coche, queremos que sea el último modelo… y así constantemente
Hagamos lo que hagamos por los demás y hagan lo que hagan por nosotros – parece que nunca será suficiente.
Y es que se nos enseña a nunca estar satisfechos con lo que tenemos. Siempre queremos más (o algo diferente), siempre encontramos algo que está mal o algo que hace falta para “ser feliz” y en lugar de disfrutar de las cosas bellas que sí tenemos. Usualmente nos aferramos a los problemas, los defectos, lo que no tengo en comparación a…. y así la sensación de carencia se acrecienta día a día.
Así que hazte un favor y…Para!!!
Detente un momento y mira a tu alrededor.
- ¿Cuántas personas maravillosas tienes a tu alrrededor?
- ¿Cuántas riquezas tienes acumuladas?
- ¿Cuánta belleza hay en tu existencia?
Todavía estás a tiempo de apreciarlo y disfrutarlo todo
Te invito a leer el siguiente cuento con sentido y conciencia y reflexiona sobre las siguientes preguntas que te pueden ayudar a identificar a la "Pobre viejectita que hay en ti":
La pobre viejecita
Érase una viejecita sin nadita que comer sino carnes, frutas, dulces, tortas, huevos, pan y pez.
Bebía caldo, chocolate, leche, vino, té y café, y la pobre no encontraba qué comer ni qué beber.
Y esta vieja no tenía ni un ranchito en qué vivir fuera de una casa grande con su huerta y su jardín.
Nadie, nadie la cuidaba sino Andrés y Juan y Gil y ocho criadas y dos pajes de librea y corbatín.
Nunca tuvo en qué sentarse sino sillas y sofás con banquitos y cojines y resorte al espaldar.
Ni otra cama que una grande más dorada que un altar, con colchón de blanda pluma, mucha seda y mucho holán.
Y esta pobre viejecita cada año hasta su fin, tuvo un año más de vieja y uno menos que vivir.
Y al mirarse en el espejo la espantaba siempre allí otra vieja de antiparras, papalina y peluquín.
Y esta pobre viejecita no tenía qué vestir sino trajes de mil cortes y de telas mil y mil.
Y a no ser por sus zapatos chanclas, botas y escarpín, descalcita por el suelo anduviera la infeliz.
Apetito nunca tuvo acabando de comer, ni gozó salud completa cuando no se hallaba bien.
Se murió de mal de arrugas, ya encorvada como un tres, y jamás volvió a quejarse ni de hambre ni de sed.
Y esta pobre viejecita al morir no dejó más que onzas, joyas, tierras, casas, ocho gatos y un turpial.
Duerma en paz, y Dios permita que logremos disfrutar las pobrezas de esta pobre y morir del mismo mal.
Rafel Pombo, escritor Colombiano
- ¿Cuál es la fuerza que tiene el inconsciente colectivo y de tu familia en tu cotidianidad?
- ¿Te identificas con el personaje?
- ¿Qué muestra ese personaje para ti?
- ¿Cuál es la postura (la actitud) que tienes ante el placer y ante la vida?
- ¿Qué es aquello que aún no has tomado de la vida y te hace sentir que algo falta o que eres pobrecito, pobrecita?
- ¿Qué es lo que hace a la viejecita sentirse vacía?
- ¿Qué te mantiene en la queja y en el no es suficiente?
- Piensa qué parte de tu vida no está nutriendo.
Quieres empezar el cambio de tu vida, es el momento perfecto.
Estas viviendo un proceso de cambio y necesitas una guía, una mano amiga que te ayudea mejorar tu vida de pareja, bienestar y salud emocional, no dudes en ponerte en contacto.
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