Esta mañana en el programa del viernes hablábamos de los regalos y la importancia que tienen en nuestra vida.
Ya que se aproxima la navidad, una fecha para muchos de nosotros especial, quisimos tocar el tema y por ello lo traigo aquí.
Estamos acostumbrados a recibir todo tipo de regalos, sin duda hay algunos que nos agradan más que otros, algunos incluso nos llevan a esas emociones primarias que conectan con la frustración, con la decepción frente a la expectativa.
Quizá más que el objeto en sí mismo, un regalo nos recuerda el la sensación de amor, de cuidado, atención, dedicación. Detrás de un regalo hay un "entramado" de emociones. Claro otra cosa es cuando se trata de un Bono regalo... Personalmente, no me gustan. Aquello que a primera vista puede parecer práctico, no siempre cumple su objetivo.
Es muy difícil que alguien, al abrir un regalo y encontrarse con un cheque / bono regalo se emocione, ya que es un regalo que esconde de algún modo una falta de interés; en general, todos justificamos esa pereza o desinterés con una falta de tiempo.
“Romperse la cabeza" para averiguar qué le puede gustar al otro es, en el fondo, muy reconfortante para el que lo recibe. Igual que el cuidado y la atención que ponemos al momento de entregarlo.
Cuando ninguno de estos ingredientes aparece en el menú, quitamos emoción, encanto, magia, esa que nos ilusionaba como cuando éramos niños y esperábamos a santa aparecer por la ventana.
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