Este fin de semana tuve la oportunidad de asistir al Congreso Vida después de la Vida organizado por Rafael Campillo y su equipo de compañeros y colaboradores.
Ha sido una experiencia muy interesante, puedo decir que este encuentro me trajo bastantes sincronías y momentos de profundo aprendizaje. Desde compartir el camino de ida con el Padre Carreño, quién a sus ochenta y tres años habla con profunda sencillez sobre temas físicos y trascendentes, el espacio y tiempo; pasando por la paz, tranquilidad y el aceite esencial del amor que se había puesto uno de los lamas antes de subir al coche, y que impregnó de algún modo el resto de la jornada.
Esta edición tenía un toque especial, el homenaje al Dr. Fernando Jiménez del Oso, un pionero en España en temas del misterio y la parapsicología. Toda una sorpresa para mí, mucho más cuando descubro que su Mujer, quien estaba allí conmigo minutos antes del homenaje, había sido mi compañera y cómplice en muchas de las clases de cartografía de la conciencia. Mi encuentro con Pilar en un abrazo afectuoso cruzó nuestras almas y revivió en un instante lo vivido en nuestras clases. Mi asombro y admiración a aquella Mujer compañera, sencilla y risueña que resultaba ser la esposa de uno de los hombres que más impulsó los temas de parapsicología en España. “Casualidad” quizá!
Y para finalizar la tarde, entre charla y charla, un espacio de relax sentada con mi Amiga Aurora, descubrimos en la mirada cálida y los movimientos sublimes de Rafael (El traductor de los lamas), como el diálogo con los animales más pequeños (una mosca) , es posible desde la paz y la tranquilidad profunda de compartir el universo.
Muchos regalos en un día que culminó con una de nuestras conversaciones trascendentes de la mano de una amiga y gran terapeuta. Si bien las conferencias habían estado interesantes, algunas nos habían llegado más que otras; todo lo que rodeaba el evento, estaba siendo un maravilloso regalo y profundo aprendizaje.
Ya para el domingo, yo misma decía mientras tomábamos el desayuno “a ver que nos espera hoy… nuevas sorpresas, cada vez que salimos nuestros viajes se convierten en toda una aventura, esto va mejorando…”. Así llegamos nuevamente al palacio de congresos, la mañana había resultado didáctica y pedagógica tras la charla de Luís Emilio Oliver y su modo de expresar la Coherencia y transcendencia.
Finalmente, en medio de un descanso, recibí una postal que entraba a concursar por un cuadro realizado por Toñi Sánchez, artista de Lorca, quien había donado su obra para el evento. Y sí, así como lo van imaginando, el siguiente regalo de este congreso para mí era un hermoso cuadro llamado “Al hilo de la vida” una alegoría de nuestro paso por la tierra y por las distintas vidas de las que hemos formado parte.
Y así finalizó mi experiencia en el congreso. Agradecida y bendecida, por la experiencia, los encuentros, las sincronías, las personas con las que compartí, me encontré; pero sobre todo feliz, porque estuve en un espacio en el que pude disfrutar como una niña, un espacio en el que hay cabida para quienes Vemos, Sentimos, Percibimos, Acompañamos y tenemos dones o cualidades maravillosas que en otros tiempos y lugares han sido castrados. Mi niña interior, se encontró con otros “niños” clarividentes, clariaudientes y acompañantes de almas en procesos de duelo y muerte. Así que una vez más sentí el latir fuerte de mi corazón que me indica que voy por el camino correcto.
Aquí estoy hoy lunes, escribiendo, procesado lo aprendido y escuchado, e infinitamente agradecida por todos los regalos que el fin de semana me dio. Ha sido todo un intensivo.
Quienes quieran saber más del congreso aquí pueden encontrar la información.
Con Toñi Sánchez y Rafael Campillo
Tomado del Perfil de Toñi Sánchez
La fotografía Corresponde al cuadro “AL HILO DE LA VIDA” y es una representación de nuestra existencia, nuestro paso por la tierra y por las distintas vidas de las que hemos formado parte. La flor es la metáfora de la persona en toda su dimensión. La raíz nos conecta con nuestra parte más terrenal. Las hojas forman una sutil M, reafirmando nuestra continua unión con la Madre, con la tierra, con todo lo que da vida. El universo está representado por ese tapiz de hilos que une esta vida con otras pasadas. El tapiz de textura diseminada hace alusión a nuestro tránsito.
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