La fuerza ancestral y la sanación
El vocablo Chamán deriva de la palabra tangus que significa sacerdote, curandero, o sabio capaz de curar enfermedades por vía de la relación que tiene con la naturaleza, y el conocimiento que por ella le llega. La sintonía del Chamán con las energías sutiles, le permite servir de canal para expresarlas en el mundo físico.
Tomar consciencia, sanar, reordenar desde el Espíritu…
El Chamán reconoce y respeta las leyes espirituales, las leyes del universo, y los ciclos de la naturaleza, por lo que se mantiene en armonía con ellas. Conoce el valor del toque de las manos, la palabra, los cantos, el sonido, los rituales, y ceremonias mágicas, por lo que mantiene su cuerpo puro. De este modo, cuida la calidad de las energías de sus centros.
Tanto el chamanismo como las constelaciones familiares sostienen la honra y el agradecimiento a los ancestros, como vía de mantenernos en el lugar que nos corresponde para disfrutar el propio destino.
Las Constelaciones familiares, además del ordenamiento que realizan en nuestra psique y en nuestra historia personal, constituyen una estrategia que nos ayuda en la observación y comprensión de patrones de conducta, de pensamiento y de emoción que obstaculizan nuestra felicidad y plenitud de vida.
La perspectiva chamánica esencial tiene en cuenta la visión de la anatomía sutil del ser humano: cuerpo, alma y espíritu y conceptos tales como Ser y Ego, personalidad y Esencia, planos de Realidad, auto-conocimiento y autorrealización.
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