Dentro de cada uno de nosotros hay un niño que grita: ¡Escucha! Estoy harto de que me ignores día tras día. Vas a trabajar, sales con amigos, duermes, comes, vives tu vida como si yo no existiera. Solo alguna vez me oyes cuando estas triste o en cama pero, en verdad ¿te importo? ¿Te preguntas alguna vez que es lo que yo quiero? He estado esperando a que me reconozcas, mis padres empezaron por olvidar partes de mí.
Soy tus sueños, tus sentimientos y fantasías yo soy aquel que le gusta jugar, el que le gusta ser abrazado y que le digan te quiero, soy el niño que llevas dentro, yo soy tu. No me importa que ahora seas adulto ¿por qué esto significa que te tengas que olvidar de mi?
¿Cómo crees que me siento cuando hablas con tus amigos importantes personas que en realidad no te gustan? ¿Donde se supone que debo ir cuando estoy enfadado y tú no me reconoces? ¿De dónde piensas que vienen tus problemas? Sé que necesitas a tus amigos importantes, se que tienes que ganarte la vida y que tienes que cuidar de otros ¿pero alguna vez te has planteado que si realmente te hicieras mi amigo no necesitarías tanto de las cosas de los demás? ¿Alguna vez has pensado que si cuidaras tus sentimientos y apreciaras tus pequeños deseos no necesitarías tanto dinero para tenerme tranquilo?
Quiero que tú me descubras, no espero que cambies de la noche a la mañana, he estado esperando a que me reconozcas pero una parte de mi no puede entender como me tratas de esa manera, ¿Por qué te resulta tan difícil ser como deseas? Si me prestases atención me escucharías y te interesaría saber como estoy, pues bien yo soy tu niño, solo que has aprendido a no verme.
No es fácil vivir el camino de mi corazón pero el niño que hay dentro de mi me ha convencido de que es aun menos fácil tratar de vivir en el camino de otra persona. Se me ha enseñado tanto a conformarme con las direcciones que toman otros, que a veces ni siquiera sé que es mío o que es lo que quiero.
Por dejar que otros tomen decisiones por mi tanto tiempo, ya no puedo hacer elecciones yo mismo.
Mis padres, maestros y Facilitadoras me han dicho tanto quien soy que ya no estoy seguro de mi identidad. Trato de desquitarme haciéndolos responsables de mi forma de ser, en lugar de hacerme responsable y empezar a responder a mis verdaderas inquietudes.
A veces siento que tanto tiempo me han dicho lo que debo hacer, que me parece imposible descubrir un camino que sea enteramente mío, pero cuando empiezo a reconocer mis deseos, algo comienza a surgir dentro de mí, yo lo llamo mi niño, me siento excitado, seguro, algo está creciendo dentro de mí, una energía que me recorre, que es mía.
Cuanto más me presto atención mi niño se siente liberado al mundo, empiezo a verme y a vivir de la manera que soy por dentro. La seguridad, placer, confianza, está dentro de mí solo tengo que reconocerlo. En lugar de aceptar los caminos de otros, empiezo a aceptar o rechazar mis propios caminos hasta encontrar los que quiero y decido criar al niño que está dentro de mí.
Amando a mi niño / Amando a mi niña
En lugar de ser educado para comprender el amor, el éxito y la riqueza que tenía dentro, fui educado para creer que esto era algo que estaba afuera en el mundo algo que yo tenía que lograr. Esto fue lo que me controlo y me limito a la hora de apreciarme a mí mismo.
Mis maestros en lugar de confiar en mí y apoyarme para que explorara, jugara y creara cientos de modos de ser, a los 5.9.16 años, estructuraron mis días para que yo aprendiera y me comportara tal como esperaban que lo hiciera según mi edad.
Por toda esta educación la ocasión para descubrir mi propio camino, mis propios límites y fronteras no es tan fácil. Nuestras vidas están estructuradas llenas de mandatos, casi todo el mundo está haciendo algo para encajar en un conjunto de categorías normalmente aceptables, viven adaptándose continuamente o buscan otro camino, alejándose del suyo propio.
Cuando vi esta realidad me pregunte ¿por qué no dar un primer paso por mí mismo, cuidando al niño interior y darle lo que necesita? En lugar de iniciar un proyecto nuevo o una relación ¿por qué no hacer un nuevo dialogo conmigo mismo? En mi propia falta de resolución mis sentimientos parecen estar implorando que se les tome en cuenta.
En lugar de buscar a alguien mas ¿por qué no le doy al niño olvidado lo que siempre quise para mi mismo?, ver primero mi mundo para poder confiar y sentir.
La decisión de no alejarme de mi niño significa un gran compromiso. Para eso debo dejar las viejas estructuras y empezar un nuevo camino más cercano a mi corazón, esto depende de lo mucho que me valore a mí mismo y del lugar que me de para que me encuentre conmigo mismo.
Originalmente mi niñez, mis sentimientos, se confundieron y fueron controlados por las necesidades de otras personas y por sus expectativas. Ahora la única persona responsable de mi niño soy yo mismo.
En el pasado creía que yo no tenía nada que ver con el control de mi vida, mis padres y otras personas mantenían la autoridad necesaria para determinarla. Adquirir el compromiso de criar a mi niño en el mundo significa empezar a aceptar que yo estoy controlando o renunciando al control de mi vida. Ahora soy yo padre y maestro de confianza que mi niño busca mientras se convierte en el mismo.
Es mi decisión escuchar mis necesidades, mis sentimientos y empezar a actuar sobre lo que anhelo. De mi depende crear el camino de mi segunda infancia y protegerlo hasta que pueda cuidar de sí mismo.
Cada momento en que aprendo a confiar en mi experiencia es otro momento más cercano a mi niño, persigo mi propio camino. Encontrar el camino de mi corazón significa cambiar la vida adulta que limita mi niñez. Esto supone dejar los hábitos de adulto que sean una negación hacia mis sentimientos por ejemplo sostener malas relaciones, tener un trabajo que no me gusta, comer demás, fumar, drogarme, alcoholizarme.
Para eso empiezo a crear ambientes seguros en los cuales experimento mis sentimientos, lugares en que sienta placer, mi cuarto, un parque, espacios que me hagan sentir bien, voy acumulando personas especiales, me voy sintiendo libre, me siento yo.
Mi niño no va a aparecer al instante a estado demasiado tiempo olvidado, controlado, empecemos media hora por día, no estar siempre ocupado, muchas veces no sabrá que hacer.
En casi todo adulto hay un niño de 4 años que está resentido, uno de 5 que le gustan los juguetes, uno de 10 que extraña a su madre otro que le gusta estar con amigos. La experiencia del niño que tenemos dentro es infinita, está enterrada pero necesita amor y un espacio seguro para su crecimiento.
Debo dejar que mi niño se exprese, grite, patee, que exprese lo que en el pasado no pudo. No quiero que nadie me critique, sino que me amen confiando en que yo encuentre mi propio camino.
Mi niño necesita llorar y gritar para dejar que los nudos de tensión de su estomago se deshagan, necesita que le diga que lo amo, que le respete cuando está cansado y triste, necesita hacerse regalos.
La responsabilidad es mía, mi segunda infancia está aprendiendo que siempre hay una alternativa, tal vez vuelva a los viejos patrones o puedo quedarme en mi antiguo mundo, mi primera infancia, si no le ofrezco alternativas. Incluso una vez que estoy establecido en el nuevo camino, los ecos de mi pasado me presionan para que olvide a mi niño, las voces interiores me llenan de culpa, seguramente cuando mi primera niñez se repita deberé hacer un esfuerzo adicional por amar a mi niño para que no vuelva a sus caminos dolorosos. Pero aprender que soy yo quien tiene el control. Mi camino es reconquistar el poder que le di a los demás para controlar y definir mi vida.
Cuanto más cerca este de mi niño más firmeza tendré en mis sentimientos, descubro que tengo opciones, elecciones, el mundo no puede determinar mis sentimientos, empiezo a sentir mi cuerpo, me siento más vivo, el niño enterrado se convierte en menos tensión y mas en un espíritu consiente, libre de movimientos. Confío en mi cuerpo. Cuando me siento abrumado, desesperanzado, mi niño está pidiendo atencióna gritos llorando porque sabe que merece algo mejor.
Mi niño es el que siente esto porque no tuvo opciones para satisfacer sus necesidades y se convirtió en alguien sin esperanzas, en mi niñez no fui poderoso ni independiente si otros no satisfacían mis necesidades, simplemente me quedaba frustrado, no sabía que merecía algo mas, aprendí maneras de satisfacer a los demás esperando que así me darían lo que quería, ahora deseo conocer formas de agradarme a mí mismo, sabiendo que puedo cuidar de las necesidades de mi propio niño. Cuando creo que no puedo, sé que estoy viendo el mundo con mis antiguos ojos de la infancia, mi niño está esperando que le diga que merece una alternativa. El camino hacia mi corazón es decirle a mi niño que merece que se le respete, se le ame y se confíe en él.
Saber que no tuve elecciones y que actualmente las tengo me recuerda que dispongo de opciones para un nuevo camino. De niño creé todas las excusas que me dieron para decirme que yo no podía hoy si no puedo las justificaciones vienen de mi mismo y muchas veces soy la última persona en ser mi propio amigo.
Excusas que uso para seguir abandonándome:
No puedo dejar este trabajo por que no voy a encontrar otro,
No puedo dejar esta relación por quien otro se va a fijar en mi, no lo puedo hacer porque no tengo dinero.
Sufriendo creo que no merezco nada mejor, continuo esperando que el mundo cambie y me cuide. Mi niño sigue rendido y sin control. Mi niño desesperanzado permaneceré desamparado hasta que le de amor, le recuerde de que mi cabeza, mi corazón y él mismo están dentro de mí en lugar de estar allí otros.
Dejar el dolor como forma de vida es admitir que yo lo escojo, en lugar de amar y cuidar a mi niño dolido. El necesita saber que merece algo mejor. Cuando empiezo a cuidarlo se hace más fuerte, más confiado, pone límites. En lugar que el mundo me diga que hay en mi interior, estoy aprendiendo a expresarme desde dentro, mi experiencia interna es atendida y defendida.
Aprender a amar y aceptar el amor de los demás comienza cuando aprendo a amar mis propios sentimientos, vivo mi propia voluntad. Cuando tengo un conflicto intento estar allí, siento el dolor e inicio la resolución de encontrar mis propias opciones y sigo a mi corazón confiando en mis alternativas, no escapando, respondo y me siento más libre, me vuelvo más fuerte con cada dificultad resuelta. Acumular resoluciones es como acumular amor. El amor abre el camino de mi mayor voluntad.
Del libro El niño mágico que hay dentro de ti , Bruce Davis
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