Actualmente se están diagnosticando muchos casos de enfermedades asociadas al sistema reproductor de la mujer, cada vez es más frecuente recibir en consulta mujeres diagnosticadas con miomas, quistes en el útero o en los ovarios, virus de papiloma humano, endometriosis, entre otros.
Cuando les entregan estos diagnósticos, lo más frecuente, por no decir siempre los tratamientos recetado esta asociados a pastillas anticonceptivas, hormonas, criocoagulación y/o extracción del útero en los casos más graves. Es muy poca, casi nula la información y asesoría que se da a la mujer durante el proceso, el tiempo para preguntas es tan breve que al salir de consulta se derivan en un mar de preguntas, aparecen los miedos y cierto tinte de ansiedad. ¿Qué hacer?
Sin embargo, es poco o nada frecuente mencionar las raíces emocionales o transgeneracionales de estos síntomas y enfermedades. Desde la perspectiva holística debemos recordar que ello suelen ser un reflejo de un conflicto interno que está pidiendo a gritos ser sanado.
Es por esto que el proceso de sanación de la mujer debe ser integral, atendiendo el cuerpo, las emociones, lo psicológico, la alimentación, su árbol familiar, entre otros aspectos.
Ten presente que el síntoma es la forma en la que tu cuerpo se comunica contigo para mostrarte que hay algo que no ha sido visto, que pide ser sanado, tu cuerpo habla, y en ocasiones lo hace a gritos.
A veces son heridas que se han llevado durante años en la familia, otras mujeres han vivido con ello y por contexto, momento histórico, miedos, etc., ello no ha sido visto o no ha podido ser sanado; sin embargo esta información pasa a nosotras en nuestra historia, en nuestro cuerpo. Y seguirá pasando así de generación en generación, hasta que alguna mujer de ese linaje familiar de luz a esas heridas y trabaje la sanación.
Hay toda una historia en nuestro útero, por esto se gestan este tipo de síntomas físicos, como decía Francoise Dolto “Lo que calla la primera generación, lo porta la segunda en el cuerpo”. Desde este punto de vista los síntomas y enfermedades son una “invitación” a que observes tu relación con tu feminidad, con tu cuerpo, con tu ciclo menstrual, con el placer, con el sexo, con tu madre, con los hombres, etc.
Cuando una mujer (mamá) nos da la vida, nos trasmite en el útero toda la información, desde heridas emocionales, abortos, duelos no resueltos, etc. El útero es una vasija, en el guardamos la información de todo nuestro linaje femenino.
Por todo esto es importante tomar acción, reflexionar, ser parte activa del proceso, pues estas heridas no se van a sanar solo por el hecho de por sacar tu útero, tomar anticonceptivos, o llenarte de hormonas, esto solo menguará un síntoma físico, más no erradicará del todo la enfermedad. Lo más positivo tanto para ti, cómo para tu linaje femenino, tus hijos, si los tienes o cuando los tengas, es SANARTE desde adentro hacia afuera.
Basado en un texto de Lina Mejía
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